Las siete colinas de Roma son las que históricamente han formado el corazón de la ciudad de Roma. Situadas al este del río Tíber, este conjunto de colinas ha protagonizado numerosísimos pasajes literarios y son una referencia muchas veces repetida en la cultura popular.
Las siete colinas de la Roma antigua eran el monte Palatino (Collis Palatinus), el Capitolino (Capitolinus), el Quirinal (Quirinalis), el Celio (Caelius), el monte Aventino (Collis Aventinus), el Esquilino (Esquilinus) y el Viminal (Viminalis), y figuran de forma prominente en la mitología romana, su religión y su política; tradicionalmente, se cree que la ciudad original fue fundada por Rómulo y Remo sobre el monte Palatino (Collis Palatinus). Las otras siete pequeñas colinas son hoy en día Cermalus, Cispius, Fagutal, Oppius, Palatium, Sucusa y Velia.
Inicial y tradicionalmente, las siete colinas fueron ocupadas por pequeños pueblos que se agruparon y formaron una ciudad conocida como «Roma». Los ciudadanos de las siete colinas comenzaron a participar en una serie de juegos religiosos que comenzaron a unir a los grupos. La ciudad de Roma nació por tanto una vez que los asentamientos comenzaron a actuar como grupo, drenando los valles pantanosos que los separaban y convirtiéndolos en mercados y foros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario